Marco Aurelio, el emperador que quería ser filósofo, tuvo un rol importante en la difusión del estoicismo. Hoy es común ver muchas de sus frases recicladas en los malos libros de autoayuda, y en la filosofía aún es difícil asignarle un lugar. ¿Por qué es posible confundir al estoicismo con los discursos ligeros de motivación personal? ¿Es por la simpleza de sus principios o por su preocupación por nuestra conducta de cada día? ¡Pero estas son virtudes que la filosofía también estima! El estoicismo, como el resto de filosofías, se diferencia de la mala literatura en su afán por llevar al pensamiento hasta sus últimas consecuencias. No busca el consuelo pasajero, ni la conquista de "las metas personales". Pero persigue, como Sócrates, descubrir el modo de vida justo para el ser humano.
(Puedes descargar las meditaciones en castellano de libgen)